Tras un tiempo vagabundeando mentalmente de pronto, como si hubiera sido en invierno y el frío hubiese hecho mella morí. Mi muerte fue solitaria y trágica, emotiva interiormente y amarga, es decir, una muerte poética. Todo a mi alrededor de pronto se volvió oscuro. Pero de pronto, cual sonámbulo, sin rumbo y sin hoja de ruta, comencé a caminar. Al cabo de un rato, una situación me desconcertó y desperté de mi letargo. Solté adrenalina con unas cuantas palabras malsonantes y alzamientos excesivos de voz. A pesar de los esfuerzos nada llamo la atención del resto de personas. Ellas, como siempre, permanecieron pasivos, en su propio letargo, como grupo, en el que yo no me encuentro integrado. Y todo por la maldita envidia, uno de los peores pecados capitales que mas corroen a los seres humanos.
Todo esto que ahora escribo lo hago a pesar del cansancio físico y psicológico. Pero yo creo que el principal es el psicológico y que este afecta de forma directa al físico. Creo que no se han dado las situaciones necesarias, y en algunos casos esperadas, para poder no caer en este mal momento que me hace llevar amargado 4 días. Y que, por desgracia, casi seguro continuara otros 5 más. Espero que en alguno de estos días sepa escoger el banco por mi solo. O lo que seria con más suerte aun, que alguien me ayude a tomar la decisión dando unos cuantos consejos.
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