9/6/10

09/06/10 (01:30 – 01:38) - ROMPIENDO EL MURO

Y llegado a este punto solo falta por sacar la rabia. Rabia que se acumula de manera interna, hacia mismo y que me está haciendo daño. Porque aunque pueda tener momentos de iluminación y placer, tengo también mis momentos de bajada y choque contra lo que siento. Y la rabia genera muchas preguntas. Y la rabia genera demasiadas dudas. Y la rabia no permite dar respuesta. Y la rabia no facilita la salida. Pero la rabia forma parte del proceso. Lo conozco y la reconozco, y por eso tiene que salir, para dar pie a continuar con el proceso de duelo.
Y es que de nuevo tengo un duelo por no tener lo que nunca tuve. Duelo por perder la ilusión, el deseo, que me pertenecían, que eran míos, que me motivaban a continuar día a día. Ilusión y deseo que fueron aumentando paso a paso, con cada acción mía y cada acción hacia mí. Ilusión y deseo que de pronto se chocan contra una pared de hormigón, de frente, sin herramienta alguna que amortigüe el golpe. Y conozco y reconozco este choque, porque además yo, en cierta medida, con mi decisión y mi acción lo he forzado.
Pero es que a pesar de saber que acabaría de esta manera, porque esta vez estaba más que previsto, decidí seguir adelante del camino. Decidí continuar hasta chocarme por algún tipo de motivo. Y la rabia ha engordado este muro contra el que me he chocado, pero a retazos voy viendo la luz tras este.
Y es que el buscar el choque, por una parte, puede ser kamikaze. Pero por otra parte puede ser querer luchar contra lo que se te viene encima. He preferido chocar para intentar romper lo que se interponía en mi camino. Lo que se interponía para poder continuar en el camino junto a esa persona como hasta ahora. Porque ese muro no era completamente frontal, sino también un poco de lateral. Muro que separaba dos caminos, que podía impedir continuar el camino junto a esa persona, sin estar atado a ella, sin ir agarrados de la mano, pero si poder caminar paralelos, viéndonos durante el trayecto y disfrutando de la presencia el uno del otro.
E intentando sacar la rabia, finalmente veo la luz tras ese muro. Veo que sigue habiendo camino, y que sigue estando mi acompañante. Veo que queda mucho por recorrer juntos. Veo que queda mucho por disfrutar el uno del otro. Y aunque, debido a la rabia, el muro no se haya derruido del todo, he conseguido abrir una ventana para que entre la luz que transmite la presencia de mi acompañante. Luz que me guiara y me dará fuerzas para terminar de destruirlo. LUZ QUE LLEVA POCO TIEMPO ILUMINANDO MI CAMINO PERO SEGURO LO SEGUIRÁ HACIENDO DURANTE MUCHO TIEMPO.

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